viernes, 3 de julio de 2009

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Lengua y Sociedad








El origen del español

Por Sergio Zamora

  • C omo dice Menéndez Pidal "la base del idioma es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas" y al vasco, caso de no ser una de ellas. De este substrato ibérico procede una serie de elementos léxicos autónomos conservados hasta nuestros días y que en algunos casos el latín asimiló, como: cervesia > cerveza, braca > braga, camisia > camisa, lancea > lanza.

    Otros autores atribuyen a la entonación ibérica la peculiar manera de entonar y emitir el latín tardío en el norte peninsular, que sería el origen de una serie de cambios en las fronteras silábicas y en la evolución peculiar del sistema consonántico.

    Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Por ejemplo, los términos huérfano, escuela, cuerda, gobernar, colpar y golpar (verbos antiguos origen del moderno golpear), púrpura (que en castellano antiguo fue pórpola y polba) proceden de épocas muy antiguas, así como los topónimos Denia, Calpe. A partir del Renacimiento siempre que se ha necesitado producir términos nuevos en español se ha empleado el inventario de las raíces griegas para crear palabras, como, por ejemplo, telemática, de reciente creación, o helicóptero. Entre los siglos III y VI entraron los germanismos y su grueso lo hizo a través del latín por su contacto con los pueblos bárbaros muy romanizados entre los siglos III y V.

    Forman parte de este cuerpo léxico guerra, heraldo, robar, ganar, guiar, guisa (compárese con la raíz germánica de wais y way), guarecer y burgo, que significaba 'castillo' y después pasó a ser sinónimo de 'ciudad', tan presente en los topónimos europeos como en las tierras de Castilla, lo que explica Edimburgo, Estrasburgo y Rotemburgo junto a Burgos, Burguillo, Burguete, o burgués y burguesía, términos que entraron en la lengua tardíamente. Hay además numerosos patronímicos y sus apellidos correspondientes de origen germánico: Ramiro, Ramírez, Rosendo, Gonzalo, Bermudo, Elvira, Alfonso. Poseían una declinación especial para los nombres de varón en -a, -anis, o -an, de donde surgen Favila, Froilán, Fernán, e incluso sacristán. Junto a estos elementos lingüísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce, aunque hay varias teorías al respecto.

    Algunos de sus hábitos articulatorios y ciertas particularidades gramaticales ejercieron poderosa influencia en la conformación del castellano por dos motivos: el condado de Castilla se fundó en un territorio de influencia vasca, entre Cantabria y el norte de León; junto a eso, las tierras que los castellanos iban ganando a los árabes se repoblaban con vascos, que, lógicamente, llevaron sus hábitos lingüísticos y, además, ocuparon puestos preeminentes en la corte castellana hasta el siglo XIV. Del substrato vasco proceden dos fenómenos fonéticos que serán característicos del castellano.

    La introducción del sufijo -rro, presente en los vocablos carro, cerro, cazurro, guijarro, pizarra, llevaba consigo un fonema extravagante y ajeno al latín y a todas las lenguas románicas, que es, sin embargo, uno de los rasgos definidores del sistema fonético español; se trata del fonema ápico-alveolar vibrante múltiple de la (r). La otra herencia del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f en posición inicial, las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió: así del latín farina > harina en castellano, pero farina en catalán, italiano y provenzal, fariña en gallego, farinha en portugués, farine en francés y faina en rumano; en vasco es irin. La lengua árabe fue decisiva en la configuración de las lenguas de España, y el español es una de ellas, pues en la península se asienta durante ocho siglos la dominación de este pueblo. Durante tan larga estancia hubo muchos momentos de convivencia y entendimiento. Los cristianos comprendieron muy pronto que los conquistadores no sólo eran superiores desde el punto de vista militar, sino también en cultura y refinamiento. De su organización social y política se aceptaron la función y la denominación de atalayas, alcaldes, robdas o rondas, alguaciles, almonedas, almacenes.

    Aprendieron a contar y medir con ceros, quilates, quintales, fanegas y arrobas; aprendieron de sus alfayates (hoy sastres), alfareros, albañiles que construían zaguanes, alcantarillas o azoteas y cultivaron albaricoques, acelgas o algarrobas que cuidaban y regaban por medio de acequias, aljibes, albuferas, norias y azadones. Influyeron en la pronunciación de la s- inicial latina en j- como en jabón del latín 'saponem'. Añadieron el sufijo -í en la formación de los adjetivos y nombres como jabalí, marroquí, magrebí, alfonsí o carmesí. Se arabizaron numerosos topónimos como por ejemplo Zaragoza de "Caesara(u)gusta", o Baza de "Basti". No podría entenderse correctamente la evolución de la lengua y la cultura de la península sin conceder al árabe y su influencia el lugar que le corresponde.

El pícaro Lazarillo

El pícaro del Siglo XXI



Teatro



¿Sabes qué es una representación teatral?
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Poesía en las agendas

Recomendaciones para hacer una poesía:
Te propongo que recuperes un momento importante de tu vida, por ejemplo, tu infancia. Describe con máxima exactitud lo que ves y vives en el recuerdo.
Ejemplo, texto de una alumna:
“No debía tener más de cinco años. Hasta entonces no me habían comprado ninguna muñeca. Tampoco la había pedido, según dice mi madre. Fue el día de Reyes. Tengo el recuerdo de un día soleado, con claridad invadiendo mi habitación. Mis padres estaban a mi lado mientras que, con poca maña, intentaba rasgar el papel de color lila de una caja estrecha y larga. Cuando la vi-después se llamaría Nana-no podía hablar, tenía como un tapón en la garganta. Necesitaba gritar pero no podía. Veo ahora la mano de mi madre antes de acariciarme la mejilla, una mano soleada, más blanca todavía en contraste con el color rosa subido de la muñeca. Me dijo: “mira, aquí tienes tu primera muñeca”. También la cara de mi padre: sus ojos grandes y negros y su sonrisa amplia y luminosa. No recuerdo que mi padre dijera nada: me miraba con aquellos ojos felices y tristes a la vez”

1. Señala las partes del texto que adquieran más relevancia en tu recuerdo, las palabras, sintagmas y oraciones más significativas emocionalmente.

2. Apunta, de modo mucho más breve, como si fueran pinceladas, emociones asociadas a algunos de los elementos subrayados como en el ejemplo:
“Cinco años. Me veo rosa y también tengo luz.
Invadiendo mi habitación como si fuera su casa.
Se llamaba Nana. Me la destrozó enseguida una vecina.
Las manos de mi madre eran mágicas para mí.
Los ojos tristes de mi padre. Años después le pasaron cosas tristes”.

3. Ahora está a punto de ser un poema, no una historia, por tanto no tienes que aclarársela a nadie. Solamente tú sabes de qué estás hablando; los demás lo descubrirán a su manera. Empieza, sigue y termina por donde quieras.
“La mano soleada de la madre,
los ojos encendidos de mi padre,
la cama, mi mesilla, todo es luz en mi habitación.
Día de Reyes, para siempre, n mi pequeña historia.
La muñeca se llamaba precisamente Nana,
me la destrozó una vecina poco después.
Pero ahora la mano de la madre es aún más blanca
y la sonrisa triste del padre habla del futuro”.

jueves, 2 de julio de 2009

Seres mitológicos



Concurso:

1.- Dibuja y describe tu ser mitológico.

2.- Vota tu favorito.

3.- El ganador recibirá el libro de “Crepúsculo”.


El Borametz

El CORDERO vegetal de Tartaria, también llamado borametz y polypodium borametz y polipodio chino, es una planta cuya forma es la de un cordero, cubierto de pelusa dorada. Se eleva sobre cuatro o cinco raíces; las plantas mueren a su alrededor y ella se mantiene lozana; cuando la cortan, sale un jugo sangriento. Los lobos se deleitan en devorarla.


El Simurg

El Simurg es un pájaro inmortal que anida en las ramas del Árbol de la Ciencia; Burton lo equipara con el águila escandinava que, según la Edda Menor, tiene conocimiento de muchas cosas y anida en las ramas del Árbol Cósmico, que se llama Yggdrasill.


El amor en la literatura europea